sábado, enero 14, 2012

Círculo.

¡No me disparen, bajen las pistolas! Dije.

Estaba en el centro y le di 15 mil pesos a un viejo cochino para que me permitiera entrar. Subí a prisa los 5 pisos y saqué del bolsillo el revolver que había comprado tres días antes. Lo cargué y me llené de coraje, di unos golpecitos en la puerta y apenas la abrieron disparé dos veces descontroladamente. Le di en la barriga y en la pierna derecha, no pude calcular bien ni pensar, solo temblé y dejé que las balas salieran. A toda costa debía sobrevivir para hacer efectiva mi venganza. El tipo no se desplomaba y yo solo temblaba pero un aire de valentía me llegó y le disparé en el pecho.
Ya adentro del sordido apartamento me dispuse a buscar al otro, a ese negro hijo de puta al que todos le temían. El maldito estaba escondido en la ducha y cuando lo alcancé vi cómo ahora él era el que se meaba del susto. Para ese momento, yo, temblaba más, pero no di más largas y le disparé en la cara, más exactamente entre la boca y la nariz. El orangután se desplomó de inmediato y le puse el zapato en la cara, una reacción nerviosa digna de un cazador amateur. Escuché varios gritos de los vecinos, casi que no reacciono a tiempo casi que las piernas no se me mueven pero lo conseguí, logré desbloquear mi mente y escapar.
En pocos minutos había consolidado mi venganza, había saldado cuentas con esos dos malnacidos que golpearon y robaron a mi hijo mayor, quien tuvo que ser hospitalizado de urgencia debido a las graves heridas que le causaron. Me sentí bien. Estuve conforme, así mi hijo aún no abriera sus ojos.
Vi las cuatro películas del Vengador Anónimo una y otra vez. Indagué por todo el centro en busca de los delincuentes y cuando supe dónde ubicarlos di rienda suelta a mi plan. Invertí mucho tiempo, igualmente dinero y palabras. Por recomendaciones del mensajero de la empresa en la que trabajo conseguí el revolver a un precio razonable y de forma inmediata. Aprendí a disparar por mi cuenta en un terreno aledaño a la ciudad, todo esto en cuestión de dos días, lo demás fue coraje y testículos. No creí que fuera a hacerlo pero ver a mi hijo en esa cama, lleno de tubos, indefenso y tinturado por moretones era algo que no iba a dejar pasar, no tiene que ser un derecho exclusivo de las películas eso de hacer entrar en razón a dos malandros; si algo nos ha enseñado la historia es que todos somos vulnerables y que todos tenemos un punto débil. Mi formación en justicia por cuenta propia fue exageradamente rápida, algo así como un diplomado en venganza express.
Mi misión se dio sin problemas, cumplí mi objetivo y me desaparecí por las estrechas y mal olientes calles del centro.
Ya en mi casa que no estaba muy lejos de donde ocurrió todo, lo primero que hice fue pasarle el seguro a la puerta y cerrar las ventanas. Saqué el revolver y aguardé detrás de la puerta alrededor de dos horas, la paranoia me invadió, pensé que algún secuaz de ellos tomaría represalias en mi contra. Mi corazón andaba a mil pero me excitaba recordar mi hazaña, saber que fui capaz de hacer eso que veía tan lejos a través de las pantallas.
Concilié el sueño y me levanté bien, había descansado lo suficiente y mi mente no me hacía auto-juicios. Por supuesto no fui a trabajar, me tomé el día como si nada. Después de matar, nada me parecía tan grave, de hecho llamé a mi jefe y relajadamente le di una excusa cliché: "algo que comí, me hizo mal". Vi televisión durante un buen rato y luego acudí a mi nuevo mejor amigo, el revolver. Lo limpié con mucha dedicación porque me aterraba la idea de ser descubierto así fuese por las huellas. Lo guardé en una bolsa y lo escondí detrás del mueble de baño.
Salí para ir a visitar a mi hijo al hospital. En la calle me moví con sigilo pues tal vez me estarían buscando para ajustarme de igual manera, así que me devolví con afán por mi salvación y lo metí entre mi chaqueta. De nuevo volví a la calle y me sentí pleno, seguro. Caminé con propiedad y no tuve necesidad de estar mirando para todos lados. Llegué al hospital y en la entrada un tipo le estaba pegando a la esposa, la gente miraba con temor pero nadie tomaba cartas en el asunto, así que desenfundé a mi amigo y se lo puse en la cabeza. El marido enfurecido levantó los brazos y lleno de miedo se fue yendo para atrás hasta que arrancó a correr. Todo el mundo me veía con asombro y temor pero yo me sentía grande. Seguí mi camino como si fuese un John Mc Clane de verdad y los guardias del hospital no me querían dejar entrar. Traté de no hacerles caso pero dada la insistenia mi mano derecha no dudo y se movió más rápido que mi razón y fue por apoyo y el revolver de nuevo estaba apuntando al cráneo de uno de esos inexpertos seres. No titubié ni un segundo y entré al hospital, tomé el ascensor con el revolver en mis manos y mirando segundo a segundo hacia atrás para que no me fueran a seguir. Ya en la habitación, volví a guardar el revolver. Mi hijo continuaba privado y con su cuerpo todo atravesado por cables. Me dolía mucho verlo así, toqué su rostro y empecé a acariciarlo suavemente con delicadeza y amor del más puro y sincero. De inmediato estaba cercado por tres policías y dos guardias del lugar. Los tipos me estaban apuntando, no sabía qué decir, qué hacer y de nuevo al sentirme acorralado, busqué el revolver.

martes, diciembre 20, 2011

Esclavo.

Lees a fondo sobre la esclavitud, y te estremece. Te consternas y te arrepientes por todas las atrocidades que has hecho con las vidas de otros. Sientes verguenza por esas vidas decadentes, manipuladas, arregladas y sacudidas, como de títeres. Agradeces a los dioses debido a que no tuviste que replicar una de esas vidas. No fuiste un esclavo, no sentiste latigazos en tus espalda ni el alborotado aliento del sol sobre tu piel, te sientes afortunado, crees que todo está bajo control pero al parecer eres timidamente estúpido al no darte cuenta del apocalipsis que vives de pies a cabeza. Estás compuesto por traumas por pasos en falso por devenires que se quedan en nada. Eres víctima del reflujo social y jamás te has percatado que estás frente a un computador en un escritorio siendo un esclavo más, uno de esos por los que tanta lástima sientes. Estás encadenado a un Excel, a un horario, a un e-mail. Te latigan con palabras, con ridículas sumas de dinero. Eres esclavo, tienes dueños. Tienes un contrato que certifica tu esclavitud, no eres tan libre como creías ser. Apestas para muchos y eres una máquina servil, mírate en detalle y arráncate el corazón porque pronto un golpe de la nada te derribará sobre ese azadón que desde hace mucho no has querido soltar para que un banco te trague a pedacitos con todos sus intereses ninjas y sus cobros de juguete. Pobre esclavo el que eres.

martes, agosto 09, 2011

Vive.

Nada que llegas. Me asomo por la ventana y solo veo nieve cuando aún estamos en verano. Veo que todo florece pero tú decidiste no venir. Te sigo esperando, quiero que estés aquí y brilles. Ven pronto que me haces una falta inmensa diminuta alma gemela. Ven, aparécete y muéstrame que tan parecido serás a mi, qué tan igualito serás a ella. Ven que me haces una falta ya descabellada y muéstrame tus facciones y el tono de tus lágrimas. Serías la fantasía más grande de nuestras vidas hecha realidad. Sería ese momento sublime, mi fábula y la de ella. Aparece pronto que aquí estaré esperando detrás de la ventana. Avísame para tenerte un abrigo, ven y cámbiame la vida, trastorna mis malas costumbres y mis vicios, ven que tengo un montón de amor represado y quiero entregártelo. Hace mucho que estoy muerto y es solo porque aún no existes. Quiero verte ahí y escucharte y que le des un nuevo curso a mi vida. En contra de cualquier ejército de karmas y de quién sea lucharé para que llegues bien, utilizaré todo lo que esté a mi disposición para defender tu existir y permitir que seas. Pedazo mio ven y cámbiame todo de lugar, desgarra mi neurosis y hazla pedazos pero ven que acá te estaremos esperando.

sábado, julio 02, 2011

DE CUANDO SE ACABABA LA FIESTA.

Eran como 26 prostitutas tiradas por todo mi apartamento, unas vomitaban con sincronía como programadas para durar lo mismo a la hora de devolver los quesos y los jamones que les brindé, otras aspiraban coca y contribuían con la masturbación de algunos de mis amigos, el resto dormían y dictaban cátedra de sexo oral al otro tanto por ciento de mis nobles invitados. Finalmente mis ojos encontraron donde frenar, se trataba de una linda oriental para ser exactos de una asombrosa china; elegantemente pálida, sensualmente degenerada y con esos huesitos que se asomaban para servir como agarraderas. Llevaba un vestido de seda color rojo que le llegaba hasta las rodillas pero que le descubría los hombros y que le iba muy bien con ese largo cabello lacio de color negro intenso. Ella solo fumaba y miraba por la ventana, qué porte, qué piernas y de fondo estaba Manhattan que para este cuadro pasaba a un segundo plano, para mi era su exquisitez y luego el pedacito de la Gran Manzana de hecho los imponentes edificios y todas sus combinaciones se hacían invisibles ante semejante diosa de talla extraterrestre.
Busqué con insistencia un cigarro en cada uno de mis bolsillos, también en las chaquetas de todos esos que tenían sus ojos sin pupilas, en las mesas, los cajones, la cocina pero ya no habían. Creí que la forma más certera de acercarme sería a través de la complicidad del humo y los pulmones que se inscriben en el campamento del cáncer por lo visto no había de otra más que seguirla adorando desde mi cómoda silla de cuero, diseñada en Milán y manufacturada allá mismo. El whisky también escaseaba pues entre las prostitutas y todos esos que me alojan en sus muy avanzadas Blackberrys y páginas de redes sociales, se lo habían chupado.
Supuse su fragancia y me la imaginé como la de la piel, es decir, fresca, neutra, arenosa, con carácter sumada a una pequeña dosis de los rezagos aromáticos que se sienten a una cuadra de una carnicería. Se robó toda mi atención.
A mi llegó otra de las prostitutas. A decir verdad estaba muy bien. Sus tetas eran tan grandes como las fantasías lo permiten, su bronceado artificial la hacía apetitosísima pero sus labios siliconudos generaban en mi algo de repudio que se traducía en asco. Quería a la china y me fui hacia ella, nos sentamos, ella me miró con emoción y por supuesto yo me emocioné, aspiramos un par de líneas pero ella se desbocó y lo hizo una y otra vez, en todo caso no me importaba lo único que quería era comérmela de pies a cabeza. Mis manos se fueron a sus piernas y empecé a acariciárselas, ella me besaba la oreja derecha y me tocaba lo mio, luego nos besamos con sadismo y un sinfin de ganas. Al fin nos levantamos del sofá para irnos al cuarto pero ella se desplomó.

lunes, octubre 18, 2010

La primera y última vez.

Su cabeza estalló en milones de pedazos por todo el café, de inmediato el lugar quedó vacío y sólo permanecieron allí a medio empezar algunos platos con panecillos y huevos revueltos, como también jugos de naranja y tazas de café. Por algunos segundos quedé sordo, era mi primera vez, por lo tanto, mis manos no consiguieron ocultar la tembladera producida por los nervios, mi mente se bloqueó y solo dejó escapar la idea de quedarme a observar el reguero de sesos que demostraban el cumplimiento de mi encargo laboral. Estaba congelado frente al cuerpo, mis zapatos manchados con sangre y una camarera estupefacta veía mi obra a través del salpicado espejo. Quería salir corriendo como Forrest Gump para no detenerme nunca pero a la vez sentía la necesidad de llamar a quienes me contrataron y mostrarles de lo qué estaba hecho aunque las baldosas me habían atrapado y mi espalda se derretía en sudor. Mi ojo izquierdo entró en shock y se vio invadido por un incesante tic, finalmente no pude controlar nada, ni siquiera los esfínteres mientras las baldosas continuaban con mucha determinación devorando mis pies y mis piernas, progresivamente me sentía desmenuzado. El revolver me abandonó y fue a dar a lo más profundo de la garganta de las baldosas, a lo lejos se alcanzaban a escuchar las sirenas de la policía y de las ambulancias pero para cuando llegaran yo ya estaría sepultado entre las hambrientas baldosas e inmerso en el espeso caldo de sesos de esa cabeza que nunca debí tocar.

jueves, octubre 14, 2010

MENSAJE DE UN HOMBRE CORPORATIVO No. 1.

Desde mi vida monosistemática llena de asfixias laborales y un montón de dudas y cuestionamientos alrededor de la factoría corporativa y empresarial quiero expresarles mi desconsuelo robótico maquinario e invitarlos a que desmonten esa fachada generada por el temor económico y la comodidad que cada vez con más ahínco nos hace presas de la necesidad de afiliación y de la falsa creencia del éxito a través del dinero y el 'status laboral'. No pierdan el norte ni sus creencias, no se dejen llevar por las fotocopias y los faxes, por las tarjetas de presentación y por los números que llenan un cheque de nómina. Bájense de ese ajetreado tren que exprime sus sentimientos y deprime su talento siempre en un loop reversado en la falta de moral, integridad y de sus propios principios.

Esas grandes fábricas y esos estrictos emblemas y normatividades corporativas se atragantan con descomunales cantidades de nuestra sangre y de ese futuro que ocurre segundo a segundo adelante de un incesante presente que nunca consigue ocupar esa posición con fuerza porque siempre será víctima de un devastador y mordaz pasado.
Hasta cuándo seguiremos siendo esos empleados de escritorio que son asaltados por rings de teléfono, por alertas de mails y por restricciones cibernéticas. Es importante recuperar al ser esencial que es capaz de discernir y de sentar su originalidad, ese que no le da campo a su alter-ego y es capaz de doblegarlo.
La masa que es la que en la mayoría de los casos nos empuja a la fatalidad no es más que mera estadística y la estadística es un cálculo idiota que lo único que hace es llenar más a la población con números ineficientes y sosos, con números que sólo se roban un show en un inexperto y estúpido power point y que descrestan al más inepto de los públicos.

Quememos en un incendio vil y gasolinero las corbatas y las hojas tamaño carta con membrete y revolquemos nuestras relucientes camisas blancas en las cenizas, el tiempo corre y es posible vivir sin estar hallándole la razón a un cualquiera con detalles ínfimos y descaradamente imbéciles. Nuestros ojos se merecen unas vacaciones de los video beams y del spanglish venéreo que corre por la mayoría de bocas de pelafustanes corporativos con un MBA inservible, inútil y acondicionado. También creo que podríamos desinfectar nuestros oídos de toda esa basura que se acumula en el mal aliento de esos personajillos empresariales que han sido seducidos con la posición de asistontos y de lambiscones en espera de un futuro empresarial ideal donde siempre podrán ser el centro de atención de todos los pasillos y de las absurdas y retorcidas orgías mentales, perdón, fiestas de fin de año.

Soy un hombre del laburo, un hombre de la corporación, un esclavo más produciendo millones y millones para los demás, un viciado de la vida después de las 6, un ingenuo idealista ratón de Pavlov que persigue una quincena para finiquitar recibos, patrocinar alimentos, dar limosnas, pagar peajes, hipotecas, créditos, multas, tragos, impuestos, pataletas y en algunos casos vacunas. Cómo sea soy y seguiré siendo corporativo hasta que una corporación decida por mi lo contrario.

lunes, agosto 02, 2010

¡No me tiente!


Es difícil llegar al cambio. Convertirte en un nuevo personaje -mejorado-renovado- es bastante complejo. Siempre elegiremos lo peor, por lo menos yo. Lo que más daño haga, lo autodestructivo eso es lo que me guardaré en el bolsillo.
La voluntad está acostumbrada a perder cualquier batalla como también a ser doblegada por la mil veces campeona mundial: Tentación, y es que ese esquemita de que lo prohibido es lo que más nos gusta, es una verdad absoluta que nos persigue, nos engaña y al final nos atormenta.
Lo más audaz de la tentación es que sea cómo sea terminará atrapándonos y absorbiéndonos.
Seguro en repetidas ocasiones nos hemos propuesto a esquivarla pero ella siempre sabrá filtrarse con alguna muy bien pensada treta. La tentación es una perra sucia y desalmada que aspira millones de líneas y que se mueve frenéticamente pretendiendo cortarnos la garganta, es capaz de idiotizarnos y desvelarnos, su poder excede los límites de la cordura por eso nos manipula y humilla, y nos hace recluir en cualquier asilo de baldosas blancas con sangre seca de hace años. También es diestra en camuflarse en medio de las pesadillas y los sueños incoherentes, sobre todo cuando hay en frente un computador con una degenerada red social abierta. Coger ventaja es una de sus cualidades más destacadas pues nunca la veremos atrás por eso mismo deberíamos armarnos con una bazooka de esas que venden en Irán para dispararle y destrozarla, aunque lo veo casi imposible, pero puede hacerle algo, algo tendrá que joderla. Es que la desgraciada es muy amiga del fracaso y por lo general después de habernos revolcado y de habernos molido a palo nos pasará a las garras de éste último para que haga lo que sabe hacer y luego, seguro sólo tendremos un camino queramos o no, y es el del caos.

Pensar es de las pocas cosas que quedan por probar en la posición geográfica que nos conecta con la lujuria o encomendarse a dios o simplemente hacer yoga y obtener control o correr como Forrest Gump o lanzarnos por un abismo primaveral y partirnos el cráneo y quedar en la inconsciencia perpetua.

Somos unos putos seres humanos y eso hay que asumirlo, como se asume una cacofónica tonada intento de punk hecha en las calles de Medallo City o un café sin azúcar o una salida de esas en la que invitamos a cine y a comer, y no recibimos ni una pizca de sexo a cambio.