domingo, diciembre 10, 2006

DESARTICULO

DESPERDICIO DE PALABRAS

Todos los días, a cada hora, a cada segundo estamos dejando muchas palabras a la intemperie. Ellas que nos han servido de tanto han sido y están siendo víctimas de nuestro malgasto y de ese deterioro inducido por esos patrones que cada día nos amalgaman más con el protocolo y con la hipocresía. Por qué botar esas letras que tanto trabajo nos costaron aprender o es que acaso ya nos olvidamos de lo difícil que fue almacenar de por vida las vocales y encima de todo entender y organizar en el cerebro ese más complejo pero útil alfabeto, por qué abandonarlas en los recuerdos de quienes ni siquiera nos recuerdan. Las palabras son lo único que nos acompañan después de las visceras, las tripas, el esqueleto, el aliento y la ropa, por eso esta inconformidad con desperdiciarlas.
Fijémonos bien cuando nos encontramos con alguien que hace mucho tiempo no vemos y a quien en realidad no nos interesa un bledo seguir viendo, entonces qué pasa, lo saludamos, le contamos lo que estamos haciendo y le preguntamos lo mismo, luego le decimos: "¿Cuándo almorzamos?" (Primer desperdicio) e inmediatamente después "venga, deme su teléfono" (Segundo desperdicio) pues sabemos que nunca vamos a llamar y obviamente que nunca vamos a almorzar, no es justo con nuestras incondicionales palabras.
Existen muchos más casos, por ejemplo cuando alguien nos está diciendo algo que realmente no nos interesa y nosotros simplemente le decimos: "sí, ajá, claro, obvio" y repetimos y repetimos estas palabritas sin ser concientes de nuestra desfachatez , no lo hagamos más, es preferible no hablar.
Lo mismo hacemos con nuestra parte virtual pues en un chat, degeneramos las palabras, las escribimos mal y nos volvemos monosílabos, además no conformes con el daño que les estamos causando ahora las estamos reemplazando por iconos y muñequitos, el lenguaje se volvio en simbolitos y las palabras, ¿dónde diablos quedan?

Por qué tener que seguir escribiendo cartas en las que sacrificamos un "cordial" o un "estimado" o un "querido" cuando realmente eso no es lo que queremos decir ni lo que sentimos por esos mensajes o por esas personas, ahorrémoslos, dejémoslos para cuando de verdad valgan la pena. Pensemos en todos esos canales que contribuyen al derrochamiento de las palabras, un claro ejemplo es cuando nos pegamos contra algo y gritamos cosas como: "maldita sea" "jueputa" ahí las palabras se van directo a la nada, lo mismo pasa en esos mensajes que dejamos en los contestadores, finalmente una cinta los absorbe y tal vez se queden ahí por años o el mensaje no cumpla su objetivo en el momento que debía hacerlo, es más, muchas veces nos arrepentimos por dejar palabras consignadas ahí, así que empecemos a reflexionar y a ver dónde es que dejaremos a todas esas interesantes, sin sentido, absurdas, sucias, claras, obsoletas, suaves, tontas, malas, bonitas, toscas, raras, bobas, idiotas, poderosas, complejas y magníficas palabras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que todos sentimos una necesidad profunda e inmensa por decir aquello que nos molesta pero por lo general callamos lo que sentimos.
Creo que este es un muy buen medio para abrir la mente y el corazón y expresarse sin ataduras y según mi forma de ver es lo que has hecho con éste blog.
Continúa con tus temas y sigue criticando, eso le da sabor a la vida.
Dorotea.

Anónimo dijo...

Listo paramuno, no me vuelva a decir: cuándo almorzamos?
no mentiras, muy buen comienzo! seguiré leyendo y comentando.