sábado, diciembre 16, 2006

TODOS SON TAN DIFERENTES QUE SON TAN PARECIDOS



La necesidad de afiliación es algo que nos tiene mal a todos. Nos vuelve dependientes del 'qué dirán' y de los ojos y la boca de esos que normalmente se vuelven en nuestro alrededor.
Hay que caminar de una forma, vestirse de otra, hablar así, hablar asá, halagar a cualquiera y volverse en ese cualquiera al que halagan. Retribuír cumplidos, dar palmaditas en la espalda y para qué, para que nos acepten, nos adopten y para que finalmente podamos decir con la cabeza en alto que le caemos bien a alguien.
Sería bueno caerle bien alguien siendo realmente quienes queremos o queríamos ser. Nosotros mismos nos lo agradeceríamos mucho y seguramente al meternos entre las cobijas no sentiríamos pesadez existencial. Opino que es un momento perfecto para redimirnos con nosotros, para hablar de lo que queremos, para decir la verdad cuando no entendemos algo o cuando no conocemos, es más, es el tiempo de cortarnos el pelo como se nos de la regalada gana, de ponernos esa ropa que a los demás les parece un icono antisexy, de bailar sin saber bailar pues realmente, ¿quién sabe bailar?
Soy consciente que estos párrafos no son nada novedosos, pero atrevámonos a ser autóctonos, a dejar de volvernos en payasos baratos para que nos aprueben, a llamar por el nombre a ese que no se sabe el nuestro para que nos tenga en cuenta, acordémonos que el proceso de cagar, orinar, vomitar, menstruar y demás, es igual en todo ser humano y eso nos lleva a la original y difícil conclusión de que todos somos iguales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz navidad mi paramuno favorito!!!