Hace mucho el corazón no me palpitaba tanto. Hace mucho no sentía esa emoción que me hacía desear quedarme a vivir dentro de un teatro. Rocky Balboa, pensé que llegaría a ser una buena película pero definitivamente me equivoqué y mucho, porque no es para nada buena, es hermosa, es la mejor parte, es un sueño hecho realidad. Volver a ver a Rocky, ahí postrado, resistiendo los golpes que un engreído nuevo rico le propina, es lo máximo, pero damas y caballeros es Rocky, indestructible, es el Garañón Italiano que en esta ocasión dejó a su Adrian en el más allá.
Que buen regreso, Sylvester Stallone, lo logró, como si fuera la primera vez y me encanta lo que aprendí de esta maravilla, pues un hombre, sólo será viejo si lo quiere, la edad no es nada, está demostrado.
Rocky Balboa fue hecha con amor sin pretenciones ni intenciones de impresionar con argumentos salidos de una mente corruptamente seudo-intelectual. Cada segundo de la película vale la pena, a diferencia de lo que piensan algunos que me habían dicho que tenía un pedazo lento. De verdad, los lugares, los recuerdos, el sentimiento y la cordialidad de ese tipazo, nos devuelve la emoción que día a día perdemos por los lamentos monotemáticos de los que nos rodean y que viven de las glorias económicas de otros. Que viva Rocky Balboa! Que viva! Y me la repetiré y me la compraré y me subiré a un ring para defenderla de ser necesario, un aplauso para Sly.
Si tienen la fortuna de verla, no olviden desenpolvar todo lo que guardamos en nuestro sótano interior.
1 comentario:
Aun no la he visto y tengo que reconocer que nunca senti una gran pasion por Rocky, sin embargo le entiendo lo que dice, un hombre solo es viejo cuando quiere serlo y aunque a veces siento que tengo mil años, podrìa pensar que en el fondo somos un poco niños, un poco inmortales.
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