DÍA DE MIERDA.

Hoy es de esos días en que todo amaneció en mi contra para hacerme más sensible. Hoy amanecí cuestionándome, con ojeras y recordando un fatal accidente que ocurrió frente a mi casa a las 4 de la mañana aproximadamente.
En todo caso todas las bandas sonoras que me rodean son de derrota y de esperanza pero yo las amoldo a derrota porque si uno va a sufrir pues es mejor sufrir con todo.

Siento que corro y corro pero no llego a donde quiero. Creo que no ha habido falta de constancia creo que más bien la suerte se me esfuma a veces.
Detrás de estos minutos depresivos e inesperados, de verdad, han habido muchas ojeras, miradas por las ventanas de 3 a 4 a 5, hasta que amanece, sin develar soluciones cercanas o certeras, mejor dicho, sin soluciones.
He hecho lo que dice Jorge Drexler, he remado y he remado y he remado y he remado y no he parado y sigo buscando la luz al otro lado del río. He luchado, he probado de una forma y la otra, no sé, no entiendo. Ha habido vino, cerveza, vodka, ginebra, ron Viejo de Caldas, canciones, televisión, películas, cigarrillos no, porque nunca he fumado y seguro nunca lo voy a hacer.

La cosa es que no tengo idea de cómo alcanzar esas cosas que me he propuesto porque definitivamente veo que no me acerco ni un poco y al parecer se están alejando y se seguirán alejando, aunque a veces pienso que las debería mandar a la mierda por ese simple hecho de alejarse.

Seguramente alguna puta cosa que aún no aprecie va a querer darse conmigo.