MAÑANA NO SABEMOS.

Todos los que piden plata resultaron siendo unos vagos, buenos para nada, viciosos, timadores, escoria, basura, cáncer social, etc. Eso dice la mayoría de gente que conozco o que desconozco, en todo caso, las personas que todos los días agachan su cabeza y son tan valientes para interrumpir una conversación y valerse de cualquier frase para quitarnos unas moneditas no merecen atención simplemente porque no trabajan teniendo su cuerpo entero y siendo jóvenes y alentados pero yo me pregunto: ¿Será qué estas personas nunca han buscado un empleo? ¿Será que no? Yo creo que la vida da muchas vueltas y que juzgar a los pobres en dinero y por ende en afecto y así sucesivamente, está mal, porque nosotros nunca sabremos las verdaderas razones que los llevaron a adoptar la cultura de pedir. Detengámonos a pensar un segundo lo difícil que es conseguir un empleo aún cuando se tiene un título universitario y demás. Ahora imaginémonos lo difícil que puede ser para esas personas en las que nadie ha confiado y en las que nadie confía y a las que la vida, algún día decidió cerrarles las puertas.
Muchas de las cosas que dicen, seguramente son mentiras y muchas serán verdades pero quién de nosotros no ha dicho o no dice mentiras, quién no, y más, cuando se trata de la dura tarea de levantar plata, lanas, lucas, pasta, guita, como queramos llamarla.
Merece ser elogiado ese arte en el que día a día hay que planear un parlamento para convencer a los que tienen, que compartan un poquito. Afortundamente nosotros nos rozamos con esta realidad desde afuera pero vivir caminando bajo el sol, la lluvia, esquivando policías, ladrones, grupos de limpieza social. Volverse invisíbles ante un mundo que sólo se fija en que todo sea All right, de verdad, es una faena de admirar.
No creámos que usar ropa de otros y comer un día a la semana a medias es fácil. Abramos los ojos y la próxima vez que nos pidan por lo menos seamos tan decentes de escucharlos y ponerles atención.