martes, octubre 13, 2009
COMPILADO DE ODIO CONTRA ANDRÉS CARNE DE RES
Por Catalina Alba
Una olla y unos primarios conocimientos de química, fueron suficientes para que Doña María de Chávez fabricara ese primer esmalte que daría inicio a su próspera empresa Jolie de Vogue.
Recursiva, luchadora y hasta el detestable adjetivo “guerrera”podrían definir a esta mujer, pero referirse a su obra como “la Marianística”, en reconocimiento al logro de convertir un garaje en un emporio, es tan pretencioso que ni ella misma lo permitiría.
Una lógica que parte de la sensatez que claramente no comparte el señor Andrés Carne de Res, quien a punta de martillar su historia del pobre hippie desadaptado que empezó su negocio con cuatro bancas y un asador, ahora porta orgulloso el título de ser el creador de “la Andresística”, llevando a la categoría de arte lo que cualquier colombiano está acostumbrado a hacer: empezar con las uñas un negocio y convertir tapas de gaseosa en panderetas.
No es de extrañarse que Andrés Jaramillo se crea un artista, si este pueblo indígena que tanto ha criticado a sus antepasados por dejarse descrestar con cascabeles y espejos por los españoles, es el mismo que alaba sus ceniceros hechos con latas de cerveza dobladas (me quedo con lo búhos hechos de latas que venden en la séptima) y que cataloga su negocio como el mejor rumbeadero de América.
Si solo se necesita una canción de Bonka y mucha chatarra para considerar un lugar como el mejor sitio de rumba de todo un continente, se podría concluir entonces que el pueblo colombiano se divierte muy barato, pero no; el costo de esta exótica diversión está muy por encima de lo que esperaría cualquiera, desde el estudiante cochoso que pide Costeña por que trae más contenido que sabor, hasta el ejecutivo de una multinacional que una vez al mes tiene que sacar la tarjeta dorada para costearle el desmadre a un grupo de irlandenses que vienen a levantar mulata.
Los precios de la carta de Andrés Carne de Res son tan aberrantes que hasta Julio Mario Santodomingo sonaría como un resentido social al comentar sobre ellos: “¿12 mil pesos por una arepa de choclo? Huy no, eso es para los del norte, esos comecarne, montavión”.
Sus defensores dirán con voz de Jaime Sánchez Cristo que están pagando por el valor agregado, por el ambiente, por la decoración, y es entonces cuando surge la pregunta: ¿Cuánto vale pues la totuma en la que creativamente me sirvieron este mojito de $30.000?
Si me van a cobrar un recipiente que no me puedo llevar y de donde sacan el estropajo, prefiero que me sirvan en un vaso de mermelada, aunque pensándolo bien, ese acto de recursividad significaría para Don Andrés $5.000 más.
“Cuando vas a “Andrés” (así a secas como dicen sus asiduos visitantes), no estás pagando por un lomo al trapo o unos patacones con queso costeño. Estás pagando por un show de entretenimiento único en Latinoamérica, ¿no entiendes eso?”
No, francamente no. Si es detestable tener a un trío de ancianos tocando boleros cliché mientras uno trata de comer en un restaurante típico, cómo puede ser entretenido tener a un grupo de payasos sacados de Pataclaun, haciéndole muecas a los comensales y pequeños sketches en los que miran y luego voltean la jeta representando el papel de novio indignado o de muñeca tímida coqueta.
¿Cómo puede ser divertido si con cada mordisco a ese chunchullo estás oprimiendo la tecla sumar en esa calculadora mental?
Nadie puede ser Travolta en la pista cuando en cada paso se siente el remordimiento de saber que con la tercera parte de la cuenta se podría hacer tremendo asado en la casa sin que los invitados tengan que salir con una mariposa de escarcha pintada en la cara, servicio agregado que la Andresística ofrece para el regocijo de los que aún no han salido del closet.
Tampoco tendrían que salir agitando un abanico o mostrando una mano de aluminio para demostrar que sí pagaron la cuenta y en la portería del edificio no los estarían esperando con un caldo de perejil para sacarles los últimos $4.000 pesos que les quedan para el resto del mes.
¿Cómo se puede disfrutar una salida cuando se está en Chía a las tres de la mañana y el conductor elegido está vomitando en un aguamanil con flores pintadas a mano?
Ese no es el show de entretenimiento que alguien quiere pagar.
Pero bueno, seamos objetivos. Andrés Jaramillo se ha puesto la mano en el corazón y en un acto de extrema generosidad ha traído a la capital la magia de su negocio, para que nadie tenga que contratar una van y se pueda largar a su casa cuando ya esté cansado de ver Don Efras y representantes de reinados departamentales sentadas en las piernas de su patrón.
Andrés es sin duda un visionario que se dio cuenta de que su clientela pedía a gritos un lugar con cuatro pisos para poder lanzarse del último, justo en el momento en el que les da por recrear el trillado Carnaval de Barranquilla para luego ver aparecer a Andrés con un micrófono y una corona de hojalata en la cabeza, saludando a personajes como Samuel Moreno o Ángela Patricia Janiot, que nos acompaña hoy.
Andrés también traerá a los capitalinos una lección de vida. Les enseñará que si van a llorar que sea de verdad; que si se van a deprimir los domingos que sea por una razón, por eso ofrecerá desayunos estos días y usted podrá probar el primer tamal de $45.000.
Por eso no queda más que decir: gracias maestro, gracias por pensar en todo, porque sabemos que llegó a Bogotá para quedarse. Con nuestra plata, nuestra cordura y con veinte toneladas de basura que le cedió Doña Juana.
Por Luis David Parra
Para qué más? qué puede haber más allá? Siempre que voy allá me encuentro con figurines de la farándula criolla emborrachándose y gastándose millonadas de dinero. La última vez que fui recuerdo muy bien la montonera de gente. No podía pasar al baño sin empujar, con la mayor alegría del mundo, a cuanto actor de Padres e Hijos se me atravezó por el camino. En una de esas empujadas, una linda chica se volteó para reclamarme y oh sorpresa. Lolita. La Zorrita. La Bisexual, pero siempre sensual Carla Giraldo. Qué linda. Qué borracha. Qué ternura. Qué bajeza.
Descubrí que allá en ese lugar uno puede llegar a ver a los figurines como realmente son. Iguales a todos nosotros pero con más plata. Igual de borrachos, de atravesados, de descarados, de ladrones. Y claro, por eso hay que pagar mucho más para entrar a ese lugar. Por eso hay que salir de Bogotá para disfrutarlo y parquear el carro a 2 km. de la entrada y cruzar un barrizal y superar 2 filas de gente bien que se atraviesa en la carretera y sufrir como nunca con los comentarios de la gente bien y pagar una cuenta increíble por un servicio normalito. Claro!! pero es que cómo no?
Me arriesgo a apostar que los que vieron el espectáculo del figurín Julio Nava, arrancándole la nariz con sus muelas a un cristiano mientras él defendía a su novia, pagarían por verlo de nuevo. Es que no era cualquier persona, era Julio Nava. Creo que ése es el valor agregado del lugar, sin duda.
Por ejemplo, imagínese a la señora de la foto, muy conocida ella, en Andrés. Por favor, cambie esos cuadros y esa pared blanca del fondo por la originalidad barroca de Andrés. Póngale si quiere el sombrero ridículo que le ponen a uno, el babero y demás. Ahora súmele algo de lo nuestro. La señora está "desmoñando" un poco de marihuana para armarse un "tales" o en su defecto, para utilizar una mini-pipa o una bala (mucho más discreto). Pagaría sin dudarlo los $20.000 de entrada sin nada consumible para ver ese espectáculo.
Si me van a ofrecer algo así, yo pago. Y me atravieso los 2 y hasta 4 km de barrizal y le hago 3 filas si es necesario. Arriesgo mi vida. Eso nunca se olvidaría. Ahora, como todos lo están haciendo, súmele el combo: Julio "el muerdenarices" Nava y Marta "la desmoñadora" Ramirez en un mismo escenario. En Andrés!!!
Debo admitir que he tenido buenos momentos allá. El mejor de todos fue cuando la empresa en la que trabajaba me invitó allá a comer y a tomar trago, me llevó y me trajo. Pero la verdad si lo hubiera hecho a cualquier otro lugar se lo hubiera agradecido de la misma manera porque todos los sitios son iguales, igual de malos, igual de caros, igual de crossovers, igual de boletas. Pero lo que es gratis nos gusta más, sea lo que sea. Si, soy una ceba, soy chibchombiano. Igual a ustedes, igual a los figurines, igual al presidente.
Pero, no es cierto? En todos esos chuzos no ponen vallenatos bien duro para que la hembra se entusiasme y se suba a bailar a la mesa? y acaso eso no desencadena que su macho se entusiasme también y pida la otra? la otra botella o la otra presa p'a que coma. Da igual.
En realidad estoy en completo desacuerdo con el tema. En lugar de embestir contra Andrés propongo que se hagan más Andrés en el país. Uno en tierra caliente para poder ver más figurines en tanga y alimentar mi morbo. Y poder descubrir que son igualitos a todos nosotros y sentirme uno de ellos al mismo tiempo. Y entender que Luis Eduardo "el mil caras" Arango también puede bailar el carrapicho en narizona y manga sisa. Qué lindo. Qué borracho. Qué ternura. Qué bajeza. Por los mismos $20.000, nada consumible.
Por Diego Pacheco
Mientras estaba comiendo un paquete de papas este domingo, recostado en mi cuarto, sin haber salido en todo el día, dando rienda suelta a todos los placeres que solo son aceptados socialmente en un domingo (me levanto, voy al baño, me levanto, voy a la cocina, duermo, me despierto, miro cualquier partido del deporte que se me venga en gana, convivo con “soledad” en medio de mi decadencia dominical). Pero en medio de la tarde no estoy invadido por la tranquilidad habitual de estos ratos de insano esparcimiento (esparcimiento de toda la podredumbre que quepa en estas cuatro paredes, claustrofobia en estado de coma); al contrario me desespera un tema en particular, uno de esos temas que adquieren toda su relevancia gracias al punto en que el cerebro comienza a deslizarse progresivamente hacia la zona inguinal y finalmente e increíblemente se deposita en su totalidad y le comienzo a encontrar sentido a todas las veces que me han repetido a lo largo de mi vida que “mi cerebro es una güeva” (como se pueden dar cuenta es mentira, a quién se le ocurre decir algo así, realmente me hubiera gustado que alguien lo hubiera dicho). Bueno, el punto es que el tema real es que me encuentro en esos momentos en que el desespero de no tener una “compañera” desde ya hace un prolongado tiempo, me ha llevado a tomar esas medidas desesperadas gracias a nuestro amiguito el “faKebook” y a recurrir a todas esas redes virtuales de amigos generadoras de una fantasía de suplantación del mundo real por uno en el que logramos ser todo lo que no alcanzamos en la inmediatez del mundo físico; bueno y pues prácticas más escatológicas que no voy a revelar porque esto es una simple excreción verbal, no un relato “gore”, eso se lo dejo a los escritores de verdad. En contraste con esta serie de caídas, fracasos, humillaciones públicas –y púbicas- desde hace un tiempo siento una atracción casi incontrolable por María, ¿te acuerdas de María? ¿Cuál María? ¡Ah sí, María la de La Piscina! ¡no seas tan pendejo! ¿por qué dijiste eso acá? ¡la amiga de Santiago! ¡Ah Santiago! ¡pero claro! ¡esa era la respuesta! Si él es el mejor amigo pues me puede dar la respuesta para saber cómo accedo a esa mujer inalcanzable; ¡ustedes no entienden nada! María es una alta ejecutiva de una multinacional (pero en el fondo ella está enamorada de mí... muy en el fondo). Pero ahora tengo un problema peor: tener que dirigirme a Santiago.
Les voy a adelantar un poco quién es Santiago. Santiago viene de una familia tradicional bogotana, de esas familias que se jactan de su acervo cultural y del feeling artístico que siempre ha recorrido su sangre azul petróleo, y pues inevitablemente y para desgracia de los que lo rodeamos y hemos visto su éxito en la literatura, él ha estado rodeado toda su vida de este ambiente tan propicio para el desarrollo infantil, bla, bla, bla. Para los que les gusta la literatura me imagino será una incógnita llegar a la razón del porqué de su repentino éxito; bueno, pues digamos que esa sangre azul petróleo no fluye sola, no hace fluir ese talento como solo un producto del esfuerzo que da sus frutos tocando puertas, sino que pues cuando tus amigos de barrio son los hijos del doctor Pastrana, del doctor Santos, del doctor López creces y tus proyectos van encaminados a acceder a consulados y embajadas y pues es más fácil abrir las puertas gracias a tu “talento”.
Como para resumir la hora fatídica –es increíble que ahora sea más preocupante hablar con mi amigo que el dilema de acceder a la honorable damisela-, todo empezó con el protocolo habitual, un exceso de cordialidad obligada y lo necesario para no permitir que la eminencia me embolatara mi objetivo contándome lo crucial que considera que la literatura se modernice y haga una simbiosis con el séptimo arte. Con una sagacidad que ni siquiera yo mismo logro entender comencé a hacer breves paréntesis relacionados con “mi” María y obviamente todo se volvió un solo paréntesis. En medio de mi ingenuidad habitual todavía tengo la leve sospecha de que Santiago, que es más hábil hablando que escribiendo, me recomendó el sitio con una malevolencia que sería incapaz de plasmar sobre un papel, puesto que buscó en su taxonomía mental de lugares exclusivos el más rebuscado y fuera de mi alcance por muchas razones: “Andrés Carne de Res”.
Creo que lo primero que pasó cuando escupió sobre la bocina esa frase -tal vez debido al efecto de somnolencia de su retórica intelectual previa- fue un jalonazo a una regresión a mi infancia cuando corría por las calles polvorientas de un barrio popular de la periferia sur-oriental de Bogotá y mis amigos eran los hijos de un carnicero que le había puesto a su negocio un nombre con ese curioso divertimento lexical, pero por lo visto alguien realmente sagaz le había usurpado su creación comercial. Pero rápidamente regresé al mundo real; el supuestamente famoso lugar se encontraba en Chía. Nuevamente mi mente se desplazó de los ruidos que escuchaba del otro lado de la línea y me imaginé tomando una flota y comiendo las sobras de las papas que engullía en mi cautiverio dominical con mi futura amada... mmm... sonaba gracioso pero mi objetivo no era jugarle una broma. Ya desde ahí comencé a dudar de su ímpetu al afirmar que era el mejor restaurante-bar de Colombia, y las dudas se fortalecían cuando me comentaba que su testigo era un miembro de la Embajada de Israel que además era un íntimo amigo personal; ahora me sentía acorralado en la Franja de Gaza de Cundinamarca. También me contó que se recibían diplomas si eras amigo de
Andrés y hacías todos los méritos para caerle bien, bueno eso no está tan mal si tenemos en cuenta que pues es el proceso lógico para conseguir tus logros en Colombia; curiosamente Santiago me hizo mucho énfasis en ese aspecto ya como consejero personal: ¡si sigues con esa actitud no vas a lograr nunca nada en la vida! Pero pues yo no quería un reconocimiento por mi popularidad, creo que en este momento mis objetivos en la vida se reducían a querer colgar el teléfono.
Llegamos a la música. Era un aspecto que me interesaba bastante a estas alturas de la conversación, porque podía darle un giro y volver a generarme un interés: ¡Lo mejor es la combinación de excelente comida con la mejor rumba! ¡la mejor música colombiana! ¡los mejores artistas del país! es decir, ¡lo mejor que ha pasado en Colombia después de la Selección de Fútbol!: El Tropipop. Sin palabras, una vez más Santiago me había apaleado; ya me encontraba en la lona escupiendo sangre por medio de mi protector bucal. Pero no contento Santiago sacó el paramilitar que tiene en su corazoncito y descuartizó mi cadáver: ahora me describía la decoración del lugar, la gran cantidad de personal a tu disposición, las personalidades de la sociedad colombiana que frecuentaban el lugar. Mi cerebro huérfano de oxígeno germinó unas imágenes terribles; este señor tuvo la capacidad de provocar mis peores pesadillas con el sadismo de ni siquiera dejarme ir a dormir: soñé estar en El Mercado de las Pulgas, desesperado por el tumulto como siempre, pero ahora tenía que escabullirme entre los políticos, el presidente, las reinas, los hijos pródigos de García Márquez, la farándula, mientras negociaban con los comandantes de las Autodefensas en cada quiosco.
Ya en este momento mi idea inicial que era lograr un contacto por lo menos real con un amor platónico se había ido al piso. Ahora además de tener información de un campo de concentración en Chía llamado Andrés Carne de Res, en el que no solo me van a torturar sino a hurtarme todo el dinero con el que cuente, ya estaba comenzando a odiar a María por llevarme a esta escena de “Hostal” ya no en Europa Oriental sino en la sabana cundiboyacense. Ah y en cuanto a Santiago... lo tuve que mandar a comer mierda... ¡y eres el peor escritor de Colombia! ¡Hijo de puta!
Y por fin pude colgar.
Por Nicolás Nieto
El otro día por pura casualidad me topé con la conversación de un par de personajes bastante... típicos convencidos, básicos, monotemáticos, vulnerables, tolerantes y burbujeantes (Esos que no han salido de sus burbujas). La verdad el tema que trataban es algo que me apasiona que me hace erizar y por lo mismo, me pusé atento a todas esas palabras que decidieron combinar tan inteligente y perspicazmente.
Mujer: Oye, ¿cierto que ya no hay a dónde ir de rumba?
Hombre: Sí, sólo Andrés y no más...
Mujer: Andrés es lo único que se salva y de resto le toca a uno buscar cuando está en Miami o simplemente quedarse en la casita...
Como éstos, hay muchos que piensan igual, que siempre tienen en su cabeza como mejor plan entre amigos, preparar un 'Lomo al Trapo'. Pero bien, volviendo al tema, estos personajillos piensan que esa plaza con ínfulas del oeste y de lo más Kitsch entre lo Kitsch es el centro del mundo, así no sea ni el de Chía y siguen empeñados en verlo como una fórmula infalible de descreste, donde la música de buseta o de canal de videos de señal satelital, antes parábolica fracasada, es la banda sonora de cada noche.
Viene un familiar del exterior, lo llevan ahí. Viene un familiar de Boyacá, lo llevan ahí. Viene un cliente importante, lo llevan ahí. Viene un cantante, lo llevan ahí. Al parecer ese es el lugar de orgullo de los colombianos porque hasta los de otras ciudades añoran una noche de rumba allí y cuando vienen a Bogotá deciden siempre desplazarse hasta ahí para invertir su tiempo y en muchos casos esa 'sudada plata'.
Pero bien, Andrés como suelen llamarlo, omitiendo el 'Carne de Res' es lo 'In' tiene 'Flow', allí va la gente bonita, ponen los éxitos de emisoras como La Mega, y ayuda a que las neuronas no se desgasten ya que no hay que pensar, si se trata de llevar a alguien a algún lado pues no le des vueltas, llévalo a Andrés y continúa alimentando el monotema.
Andrés, Andrés, Andrés, es que hasta el nombre carece de originalidad pero me parece peor saber que aún hay tarados menos originales que aseguran e insisten que ese es el mejor lugar de la ciudad aunque no queda en la ciudad. No soporto que le hagan tanta propaganda, que se celebren las fiestas empresariales de fin de año ahí. No tolero ver tantos álbumes de fotos en Facebook con más de 66 fotos de puro Andrés y las viejas con sus coronitas de reinas soplando un ponqué.
Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés, Andrés. Cuánto tiempo nos falta para poner los cimientos, los ladrillos, la tubería, la electricidad, el gas, las estructuras de ese lugar 'utópico'que algún día desplazará la cloaca de los caballitos de polo junto con sus jugadores que sólo sirven para 'adornar' esas también poco originales camisas.
Espero con ansias que lleguen esas 24 horas de inauguración, que todo un equipo de demolición vaya hasta Chía y haga su mejor trabajo y dejen ese 'fuerte' vaquero más molido que una carne de ternera de $7051 de Carulla de la Calle 70 con 10. Igualmente espero que le ocurra lo mismo a ese que piensan montar en la 'Zona Rosa' porque es insoportable que las cacofonías de un Silvestre Dangond, un Fonseca, un Celedón o una Shakira se sigan extendiendo a través de ondas turbias que se estrellan contra palitos de madera, velitas, muñequitos coloquiales de antaño, tipejos disfrazados, traquetos que odian lo incógnito, retardados gerentes de cuanta vaina se pueda, protagonistas de novela, empleadas que buscan ascenso, provincianos turistiando, provincianos residentes, turistas engañados y timados, prepagos insolentes, miles de réplicas de grupillos 90210 y millones de Ponchos Renterías. Por mi fuera tomaría ya mismo el curso de demolición y hasta haría un MBA en el mismo para contribuirle a mi falta de tolerancia porque así, los que lean ésto me vayan a escribir: “Pues no vaya a allá” “Nadie lo obliga” Dejenme decirles que por alguna extraña razón o por alguna nada extraña siempre termino sentado, por lo menos cerca de fin de año, en una de esas mesitas con un mesero o mesera caribonito(a) pidiéndole más trago al compás de vulgaridades como 'Que bonita es esta vida' mientras me lo niegan rotundamente haciendome sentir como el más borracho ce los borrachos argumentándome que sólo tengo derecho a un cuartico de aguardiente, un patacón, tres pedazos de carne asada, un chorizo y si acaso a chimichurri pero compartido con otros degenerados resentidos que se sentarían conmigo.
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13 comentarios:
Gracias por recordarme por qué no debo volver a Andrés. Sobretodo porque es mejor olvidar el día que el púber, que cumple el papel de levante de turno, te restregó en la cara una de esas “lobitas”(o debería usar el adjetivo con z?) que pululan en este lugar en busca del gringo Harvardiano que las va a sacar de la mala y volverlas a operar.
En fin, son más los motivos para querer olvidarlo(como su música), que las fotos en las que uno realmente sale decente y decoroso entretanto mounstrete quinceañero.
Buenisimo eso, solo fui dos veces a esa vaina y se me hizo un atraco a mano armada, cuando hay otros lugares por ese estilo con precios razonables, la gente solo va alla porque si hay algo tipico de los colombianos es ser pantalleros por eso quieren estar entre los elencos de 2 pesos de las noveluchas que tenemos, que tristeza que estemos atrasados hasta en eso
Un buen compilado de reseñas del más reconocido piqueteadero estrato 6 de la ciudad.
Estas reseñas son la descripcion perfecta de lo falso y vacio que es Andres carne de Res, que solo sirve para presumir sin tener un sentido de fondo que lo sostenga. Por eso detesto ese restaurante. Donde va gente caribonita y vacia de pensamientos...
Es increible como se habla de un lugar, su dueño, sus comidas o sus visitantes... Porque quejarse de los precios??
Nadie los obliga a estar en un lugar donde no estan comodos...
Personalmente el restaurante me parece un buen lugar para compartir, la comida es rica, los shows de teatro o musicales divierten cual es el problema??
Si un lugar no me gusta o no me siento comodo con los precios, pues simple no me quedo ahi y voy a un sitio q se acomode mas con mis espectativas sin necesidad de criticar negativamente.
Solo digo algo: No se trata de que sea caro, es que USTED no tiene plata para pagarlo. De ahi para adelante son berrinches de un pobre resentido. Punto.
me parece bien que usd señor pudiente se defienda de esa humillativisima ofensa a la cual por supuesto lo alude a usd! pero si usd esta seguro de q SI es un lugar fenomenal pues relajese y no se sienta aludido si aus le gusta y esta coforme con el robo q alli se lleva a cabo hagale respire hondo cuente hasta tres y no se tome la molestia de leer lo q hay publicado aqui... y partiendo hacia otro tema por decirlo asi jajaj amo ese termino piqueteadero de estrato 6 y ni 6 por q como lei en lo anterior no me quiero ni imaginar cuanto costara un mendigo vaso de agua de andres por supuesto valga la pena la aclaracion este sitio es un descaro! una amponada! una vaina donde se tragan las mismas cosas y la comida sale convertida en lo q sabemos... como toda la comida del mundo q entra y sale por ya sabemos donde! lo que se practica a la perfeccion en este pais es el ser farolon como dice mi mama no se tienni pa el desayuno de mañana y ya somos fieles clientes de andres jo jo jo farsa cuando en un piquetreadero de la 7 con 185 se come mejor y mas barato partida de farolones dediparados falsos! q se creen la ultima maravilla del mundo subiendo al ¨face¨ la foto con la sonrrisa de oreja a oreja en la entrada de esta vaina en fin..... basura y mas basura dios bendiga el tamal de 3000 mil pesos y q lucifer y su heste infernal le jalen las patas a don andres por cobrar un misero tamalito a 45.000 pesitos gracias!
e parece bien que usd señor pudiente se defienda de esa humillativisima ofensa a la cual por supuesto lo alude a usd! pero si usd esta seguro de q SI es un lugar fenomenal pues relajese y no se sienta aludido si aus le gusta y esta coforme con el robo q alli se lleva a cabo hagale respire hondo cuente hasta tres y no se tome la molestia de leer lo q hay publicado aqui... y partiendo hacia otro tema por decirlo asi jajaj amo ese termino piqueteadero de estrato 6 y ni 6 por q como lei en lo anterior no me quiero ni imaginar cuanto costara un mendigo vaso de agua de andres por supuesto valga la pena la aclaracion este sitio es un descaro! una amponada! una vaina donde se tragan las mismas cosas y la comida sale convertida en lo q sabemos... como toda la comida del mundo q entra y sale por ya sabemos donde! lo que se practica a la perfeccion en este pais es el ser farolon como dice mi mama no se tienni pa el desayuno de mañana y ya somos fieles clientes de andres jo jo jo farsa cuando en un piquetreadero de la 7 con 185 se come mejor y mas barato partida de farolones dediparados falsos! q se creen la ultima maravilla del mundo subiendo al ¨face¨ la foto con la sonrrisa de oreja a oreja en la entrada de esta vaina en fin..... basura y mas basura dios bendiga el tamal de 3000 mil pesos y q lucifer y su heste infernal le jalen las patas a don andres por cobrar un misero tamalito a 45.000 pesitos gracias!
Si es verdad el tamal vale 45000 pero si vas es porque lo quieres y puedes pagar,entonces no critiquen es cierto que hay tamales de 3000 pero si se ganan sueldos de mas de 15 millones porque tengo que ir a comer tamales de 3000 si puedo pagar lo mejor.
De acuerdo a lo que ganes has tu nivel de vida ganas bien vive bien paga bien.
parece que hay gente que todavia no entiende la esencia de esta discusión...,
Olee, pero que resentimiento tan bravo, pues si no les gusta pues no vayan. Qué tristeza ustedes tan resentidos: los precios de Andrés no se diferencian mucho de los precios de un buen restaurante en el primer mundo, mejor dicho el que tiene plata marranea y hace con ella lo que le venga en gana,y al que le parece un "robo" o "amponada" como dice la señorita, pues sea feliz con su mísero tamal de 3.000 a nosotros qué?
y somos felices con ese tamal de 5000, es hasta mas rico que ese de 50000
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