miércoles, diciembre 30, 2009

Se acabó este año repleto de esas incongruencias que nunca pensé que me fueran a visitar. A decir verdad faltan 36 horas para que eso pase y yo me sigo tragando el cuento que los años empiezan y que también terminan. No tengo ni idea pero soy de los que en el fondo se devoran hasta la última uva pensando en pedir un deseo banal, barato y egocéntrico, que nunca se cumple. Por otra parte veo 'Los fines de año' como una experiencia oportuna para disfrutar el impulso que el alcohol en desproporción le inyecta a nuestras vidas, eso me gusta. También me gasto algún dinero enviando mensajes con textos repetitivos que desean año tras año una fugaz prosperidad. En esta época creo que hay que aprovechar las bajas cargas laborales para pasarla bien y hacer lo que realmente se nos dé la gana hacer. También siento que es el preciso momento para tragar de forma descomunal sin arrepentimientos y sin hacer conteos de calorías, proteínas, carbohidratos y todas esas cosas que pusieron de moda junto al agua, los inconsolables hijos parias, empleados de las drogas y las culturas livianas y ligeras, consumidores de la XS y seguidores de ritmos repetitivos brillantemente ecualizados sin cabeza ni cola. Hay que aprovechar todos estos inventos culturales para tener recuerdos de momentos atorados de excesos y desenfrenos bajo las patéticas luces decorativas que se prenden y apagan en cada rincón de este pueblo inconforme con la originalidad pero si muy conforme con la conformidad, conformidad que hace que yo utilice términos literarios no apropiados y bastante trillados pero que me disfruto como un niño ya que me proporcionan esa soltura que hace que todo ese veneno hipertextual que brota como acné en la adolescencia, salga de mi corrompida cabeza que cada vez más va para atrás para decir frasecillas como ésta: 'Feliz Año Malditos Ganadores'.

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