lunes, marzo 22, 2010

La Mesera Flaca De Camisa De Cuadros Azules

Por ahora parecía un grupo de rockeros bolivianos de 1980. Un par de ellos eran como cristianos o algo así, todos adeptos a dios de forma extrema pero medio hipócrita porque en sus familias más u menos con revolver los obligaban. Me imagino que eran de esas familias pecadoras a más no poder que querían disimular todo, ahora en el camino de la biblia y de los diezmos. El sonido que producían no era el más interesante pero al ser de los pocos que se atrevían a hacer covers distintos, llamaban la atención.

Creo que era un sábado por la noche, estábamos todos, mis amigos que eran los de la banda, la dueña del bar y un par de meseras conocidas que eran amigas de ella. El cantante por lo general nunca era amigo mío, siempre se conseguían un don nadie con ínfulas de alguien. La banda tocaba y ponía a mover todos los culitos y a todas esas mecheras desaliñadas de rockeros congelados en el tiempo. El baterista no era malo y era amigo mío - que orgullo-. El guitarrista lo hacía muy bien y tenía su personalidad -por supuesto era mi amigo-. El del bajo siempre era provisional, recuerdo que durante mucho tiempo fue un mequetrefe que estudió conmigo en el colegio, un nerd reprimido que se la pasaba estudiando porque no tenía nada más que hacer seguramente ni siquiera sabía que existía la masturbación, en fin, ese pelele apenas salió del colegio se convenció de ser un ejecutivo venido a menos es decir un yuppie hijo de perra pero con tan mala o buena fortuna que nunca lo logró porque parecía uno de los integrantes de Enanitos Verdes. En todo caso más u menos ese era el contexto en el que descubrí mi 50% de vida.
Ya me había tomado como tres cervezas y dos guaros, segurísimo estaba sonando Satisfaction de los Stones en versión de mis amigos, un poco alejados de Jagger pero no tan lejos de Richards. La dueña que también estaba haciendo las veces de mesera se puso hablar conmigo, entre palabra y frase programada para esas conversaciones que no so tan interesantes y que definitivamente ninguno de los dos quería sostener. Le dije que estaba interesado en conocer a la mesera flaca de camisa de cuadros azules, ella muy amable y de forma cómplice me dio a entender que ya estaba hecho, que no me preocupara. Yo emocionado y con pena, esperaba ansioso el momento.
Mis amigos hicieron un break y el dj puso algo de Pink Floyd, en ese momento me junté con ellos para que la gente viera que yo era alguien, que yo era amigo de los aclamados en ese recinto de cuarenta y pico de personas, igual era muy importante que me vieran con las estrellas de la noche, así de pronto cobraría más valor frente a la mesera flaca de camisa de cuadros azules para quien definitivamente yo era invisible.

La banda volvió de nuevo a la tarima, las meseras en una esquina planeaban las movidas de la madrugada que se avecinaba, mejor dicho, cuál se iba con cuál de los músicos y yo seguía esperando ansioso la llegada de la mesera flaca de camisa de cuadros azules. Pedí más cerveza y comencé a retomar todas esas técnicas que a uno le enseñan para ser exitoso en la vida, entonces me fui por esa de ser indiferente y deje de mirarla, me dedique más bien a mirar un punto fijo hasta que me aburrí. De pronto veo que a mi mesa llega la dueña con otra mesera, no era la mesera flaca de camisa de cuadros azules, era la mesera con gordos salidos, alta, cara de oblea y pelo de bruja. No sé que parte de: 'la mesera flaca de camisa de cuadros azules' no le quedó clara. Intenté por todos los medios hacerle saber que esa no era la mesera que yo quería conocer, ya era tarde para eso pues la señora cara de oblea se sentó a mi lado y me habló sensualmente con total convencimiento, ya resignado, me dediqué a embutirme más y más cervezas a ver si así me interesaba por la mesera cara de oblea, por lo general mi destino siempre busca que me conforme con lo que sea y yo me conformo con lo que sea.
Nuestra conversación era un total cliché, estaba llena de: '¿Qué comida te gusta?' '¿Cuál es tu película favorita?' y así, hasta que por ley natural no se pudo sostener más y ella se devolvió decepcionada y aburrida a seguir llevando tragos, yo sin nada en las manos volví la mirada hacia la mesera flaca de camisa de cuadros azules.

El cantante de la banda se enloqueció y se metió entre el público y gritaba desquiciado, él se sentía Morrison y seguro muchas y muchos lo vieron así, yo veía a un idiota gritón. Pedí otra cerveza y decidí irle a hablar a la mesera flaca de camisa de cuadros azules, estaba como a unos 9 pasos míos y me fui deslizando en su búsqueda, ya le veía muy cerca, ya casi que la podía oler y el alcohol en mi cabeza me permitiría desenvolverme como todo un galán interesantísimo amigo de la banda de rockeros pseudo bolivianos.' Vamos campeón, tú puedes, eso muévete y háblale, demuéstrale quién eres' . No pude demostrarle nada pues se escabulló por la cocina y a uno de los de la banda le dio por hablarme en ese preciso momento.

Esa noche no cruzamos una palabra con la mesera flaca de camisa de cuadros azules ni la siguiente ni la siguiente, tampoco la siguiente, volví a cruzar una palabra con ella cuando en una fiesta el baterista de la banda, me dijo orgullosamente : 'mira te presento a mi novia'.

1 comentario:

DOROTEA dijo...

Mi 50% :) :) :).