TRIPAS

Usa las tripas, ellas son la salida. Seguramente ya has pasado por la avenida de los dementes y has exorcizado mil demonios en una hoja. Vuélvete un 'tripas-dependiente', saca de ahí la invisible inspiración. No escribas porque sí ni para nadie, escribe porque tus tripas lo piden, porque tus manos se empiezan a mover solas sin parar en un holocausto de pensamientos fugaces, mordaces, vagos, vanales, literales. Deja de creer en las musas que no son más que una fantasía, una mentira. La inspiración jamás te buscará ni se colará por la ventana pero en cambio tus tripas sí podrán causarte esos retorcijones que expulsen un pelotón de letras y combinaciones para comunicar eso que llevas amarrado casi como una bola de chicle por dentro.
No escribas con rumbo, sólo házlo cuando estés perdido puede que éso sea el camino indicado para entender dónde estás parado. No te copies ni te metas en un estilo, ni siquiera búsques autenticidad, hace tiempos muchos ya son auténticos, todo lo que hagas ahora se verá como ese duplicado inservible para convencer a una audiencia, un lector, una vágina fantástica.
Raya sólo de ser necesario, de lo contrario no desperdicies tus palabras, ellas pueden ayudarte y hasta salvarte de muchas, úsalas apropiadamente en pro de tu aparato reproductor cerebral, conviértete en el enemigo número uno de la cordura pero tampoco te descabelles porque sí, si quieres rozar la locura nunca intentes rozarla simplemente déjate afectar, aféctate, tal vez ahí haya carne para asar y adobar y obviamente para cortar.
La escritura no debe obedecer a un estado de ánimo ni a un capricho, recuerda que debe provenir de las tripas, de esa carne melcochada entrelazada sin sazón. Trata de no pensar, aléjate del ritmo y la sonoridad, sólo suelta tus demonios y déjalos actuar por ti no vayas a tratar de domarlos pues ese sería un error imperdonable. No cites a García Marquez y no le creas a cada escritor que te dice qué y cómo escribir, por lo general nunca tienen ni idea de escribir.